martes, 25 de septiembre de 2012

LA PARÁBOLA DEL PAN

La vida humana y la vida de las comunidades no es lo que aparenta ser. En realidad sigue un patrón evidente (visible) para unos y oculto para otros. Sin embargo, las personas sólo encuentran lo que quieren encontrar, no lo que realmente se halla allí.

Consideremos por ejemplo, tres cosas: el trigo en el campo, el agua en el arroyo y la sal en la mina. Esta es la condición del ser humano corriente: es un ser completo en algunos sentidos y a la vez tiene más aplicaciones y capacidades en otros sentidos.

Cada uno de los tres elementos en su estado natural se asemeja al primer estado del ser humano: lleno de potencialidades.

El segundo estado, sin embargo, nos encontramos ante una etapa en que algo más puede hacerse. El trigo, por medio del esfuerzo y conocimiento, es cosechado y molido, obteniéndose harina. El agua es tomada del arroyo y almacenada para uso posterior. La sal es extraída y refinada. Esta situación se asemeja al segundo estado del ser humano cuando el conocimiento acumulado entra en juego.

El tercer estado puede surgir sólo después que los tres ingredientes, en cantidad y proporción correctas, han sido reunidos en un determinado lugar. La sal, el agua y la harina se mezclan y amasan para transformarse en masa. Cuando se utiliza levadura, se agrega un elemento viviente, y el horno se prepara para la cocción del pan. Esta fabricación depende tanto del "toque" como del conocimiento acumulado.

Todas las cosas se comportan de acuerdo con su situación; y su situación depende del estado en el que han surgido. Si el objetivo es el pan, ¿por qué hablar de hacer sal?

MENSAJE:
Muchas personas continúan "moliendo harina" y no pueden progresar más allá, ya que no perciben la naturaleza interior de las cosas.


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